jueves, 12 de abril de 2012

LA GOTA DE ROCIO 
Hay personas que se anticipan a la realidad y que, como profetas, nos muestran el camino de nuestros deseos. Silvio Rodriguez, del que alguien dijo que es un poeta que canta, es uno de ellos. Este hombre se dedica desde hace tiempo a escribir canciones, colocando en cada una de ellas frases tremendas que te hacen apretar el stop del cassette y darle luego al rew para escucharlas de nuevo y dejarte manejar por el efecto demoledor de la palabra.
ice el cubano, por ejemplo, cosas como estas: "Ójala que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan, para que no las puedas convertir en cristal", ""a dónde va lo común, lo de todos los días... acaso contra los cristales como gotas de lluvia que quieren pasar, o se acurruca junto a las rendijas buscando calor", "Te doy una canción con mis manos, con las mismas de matar...", "al final de este viaje en la tierra quedarán nuestros cuerpos tendidos al sol, como sábanas blancas después del amor..."
Habla del hombre, y de la mujer, del amor, de los sentimientos del ser humano ante el reto de la exstencia, de su patria, de Dios... y de la muerte. Pero sobre todo de la vida y de la dignidad de la persona. Por eso, hace dos o tres años, yo me estremecía cuando le oí decir que estaba de acuerdo con las penas de muerte que el gobierno cubano había decretado contra algunos "traidores" de la revolución. No me cabía en la cabeza que un hombre tan sensible, capaz de desnudarse en cada una de sus canciones pudiera bendecir con su complicidad la muerte de un ser humano a manos de otro.
Me horrorizó su testimonio, al igual que me espanta escuchar que la encíclica del Papa no descarta la pena de muerte en algún caso extremo. Qué curioso. Una revolución que quería borrar la idea de Dios de la imaginación del pueblo termina aliándose con el representante divino en la tierra, poniéndose de acuerdo en un punto miserable: el del crimen legalizado, el más terrible de todos.
Yo, a pesar de lo mucho que había querido a Silvio Rodriguez, me enfadé con él y decidí castigarlo no acudiendo al concierto que tenía que dar en el pabellón de deportes de La Casilla.
Ha pasado el tiempo, ese que dicen que todo lo borra, y en mí ha obrado ese extraño milagro de seguir conviviendo con un poeta al que, de vez en cuando, le gusta oficiar de verdugo. Es una contradicción, lo sé. Pero quizás porque espero que algún día él comprenda que la vida del hombre no le pertenece "ni a Dios", sino a uno mismo, recurro de nuevo a él y le hurto una de sus frases para decirte a ti, Ana, que "no quise perturbarte, ni menos ofenderte"... Cuando, próxima la media noche, te dí, temeroso, aquel par de hojas arrugadas...
Yo vi luz en la ventana de tu corazón, y sólo pretendía que percibieras la realidad con otros ojos, que sonrieras, que captaras la ironía y el humor, y el intento de reflexionar sobre un hábito que te vacía el bolsillo y te llena el cuerpo de un aire manos saludable que aquel que se respira en las montañas que acabo de visitar.
Sigue fumando, asa, que así lo deseas... que Silvio Rodríguez también lo hace, y su sensibilidad no disminuye... y yo, como no, te seguiré queriendo.
Un beso.
                                                                                                         20-04-1995, 12h 25'. Luisma

P.D.: Ahora lo entiendo todo. Así como Pablo cayó del caballo camino de Damasco y recibió la iluminación divina, yo, repartido entre dos mundos, he escuchado esta madrugada a Silvio Rodriguez cantar "La gota de rocío"
Creía soñar, y que era música celestial lo que oía. Intuyo, sin embargo, que a mí me ha llegado la hora, y que he podido disfrutar de "ese estado alterado de conciencia" al que se refieren los estudiosos de "pre-muerte". Gracias a él me he transformado, me he hecho un poquito mejor, se ha iluminado mi conciencia. Y , sobre todo, he comprendido que yo, y tú... y todos nosotros somos seres elegidos para la felicidad... ETERNA.


                                                                                           



Samuel, aunque sea un hombre entrado en años, eufemística manera de llamarse a uno mismo viejo, sabe bien poco de "blogs" y otros inventos que navegan por las aguas de internet. Intentará, sin embargo, no le quepan a ustedes dudas, aprender equivocándose, equivocarse aprendiendo. Hasta ahora ha sido él el que trabajaba para otros. Desde hoy, será autónomo; todo lo que escriba caerá sobre su cabeza. Y tratará con mimo la escritura que le sea regalada. Kaixo. Izan ontsa!